El entrevistado de esta semana es José Ángel Manzaneque quien está de celebración pues esta Santa Cecilia cumple 25 años en la Filarmónica Beethoven y nos confirma que siempre espera estas fechas con ilusión por el clima de unión que se forma.
Ejerce como profesor de fagot y cuenta que llegó al mundo de la música de forma casual, pero señala que la música y la Banda le han regalado muy buenos momentos a nivel musical y personal.
Se aproxima la festividad de Santa Cecilia. ¿Cómo vives esta época del año?
Siempre con mucha ilusión. Es una época para nosotros muy especial. Son unos días dedicados a la música y a los músicos en honor a Santa Cecilia.
Todos los conciertos son importantes, pero este en concreto es especial porque no sólo va dedicado al público, sino que es por y para nosotros. En estos ensayos, “ya huele a Santa”, como solemos decir nosotros, y es que se va creando un clima de unión y cohesión entre los compañeros que culmina con ese concierto y la posterior celebración.
¿Por qué decidiste empezar a estudiar música? ¿Qué recuerdos tienes de esa academia?
Pues fue de una forma un poco casual, nos apuntaron a mi primo y a mí al conservatorio y nos dieron a elegir el fagot entre otros. Yo no tenía mucho conocimiento sobre los instrumentos porque no vengo de una familia de músicos, pero enseguida me enganché al fagot y a la música.
Tras unos años de estudio, entré a la Banda con 13 años y entonces ensayábamos en la Academia. Creo recordar que ensayábamos tres días por semana y que cuando llegabas a esa sala más pequeña te abrumaba la cantidad de cuadros que había de certámenes, conciertos y fotos antiguas que transmitían todo el recorrido de nuestra Banda.
Ejerces como profesor de fagot en distintas escuelas de música, ¿en qué momento se encuentra la enseñanza musical actualmente?
A día de hoy, pienso que la música cada vez está mejor valorada dentro de la educación. Está comprobado que la música aporta muchos valores positivos en el crecimiento del alumno y, en cuestión de Conservatorios y Escuelas de Música, cada vez se utilizan más herramientas y recursos que hacen que la formación sea más competente.
Además, cada vez más se está poniendo sobre la mesa el valor que tienen los chicos y chicas que estudian música, pues requiere de mucho tiempo de estudio además de lo puramente académico.
Ya no se escucha lo de “estudias música ¿y qué más?”. Ahora ya se reconoce que es una de las carreras más sacrificadas, pues no se puede parar de estudiar nunca.
Este año cumples 25 años en la Filarmónica Beethoven, ¿Cómo recuerdas tu primera Santa Cecilia?
Son muchos años y muchas festividades y eventos disfrutando con la Banda. Recuerdo mi primera Santa Cecilia con mucho cariño. Para mí era un honor empezar en la Banda, lo cual se traducía en las caras de ilusión y felicitaciones de mi familia y toda la gente. Nuestra Banda es ya toda una institución en el pueblo y ser miembro de ella es un lujo que todo el mundo te transmite. Eso con 13 años no lo entiendes, pero según vas creciendo te das más cuenta y te hace sentir mucho orgullo.
En la actualidad hay 6 fagotes en la banda, pero para muchos sigue siendo un instrumento desconocido, ¿Cómo lo definirías?
Es verdad que la cuerda de fagotes va creciendo. Cuando yo empecé en la Banda estaba solo, lo cual impone mucho. Ahora, se agradece estar acompañado de tan buenos compañeros.
Así, brevemente, podría decir que el fagot es un instrumento que llama mucho la atención tanto por su tamaño, como por su forma y color. Pertenece a la familia de viento madera y, al igual que el oboe, se utiliza lengüeta doble. Yo siempre le digo a mis alumnos/as que el fagot es el primo de “Zumosol” del oboe.
Es un instrumento muy versátil y con un sonido muy característico, que puede ser unas veces un instrumento acompañante y otras ir como solista. Se dice también que es el “payaso de la orquesta” por su articulación tan característica.
¿Qué te ha aportado la banda a lo largo de todos estos años?
¡25 años ya! Se dicen pronto, pero ¡ya son las bodas de plata! Son muchos años ya y, a veces por circunstancias, no podemos estar todo lo que quisiéramos, pero siempre ha estado y estará muy presente en mi vida. La Banda aporta cosas muy buenas.
Una agrupación como la nuestra aporta a los jóvenes unos valores de responsabilidad y cohesión que se te quedan para toda la vida. Estar rodeado de personas que aman la música y trabajan hacia un bien común, que es hacer buena música, solo puede traer cosas buenas.
Además, a veces puede llegar a ser sacrificado porque todos los músicos nos sabemos muy bien la frase de “no puedo, tengo ensayo”, pero luego eso se olvida cuando te emocionas en un concierto o cuando lo pasas genial con los compañeros. Y eso también te nutre como persona. La música y la banda, me ha regalado muy buenos momentos a nivel musical y personal.
¿Cuál considerarías que ha sido uno de los mejores conciertos de la banda? Y para ti, ¿un momento que recuerdes especialmente?
Hace escasos 5 meses, cuando la banda participó en el 19 Congreso Mundial de Bandas de la WASBE en Praga. Este va a ser un concierto inolvidable y una experiencia muy enriquecedora para toda la banda. Fueron muchas horas de ensayo, mucho trabajo a cuestas, que luego tuvo su culmen en el magnífico concierto que ofrecimos en un enclave como es el palacio Zofin. Fue inigualable. Creo que se vivieron muchas emociones que, sin duda, ha unido mucho a la Banda y será difícil de olvidar. Además, de colocar una vez más a nuestra Banda en lo más alto del plano internacional.
¿Qué obra es la que más te ha gustado interpretar o que recuerdes con especial cariño?
A lo largo de estos años han sido muchas las obras que me han emocionado, pero ahora mismo la que se me viene a la mente, por su fuerza y por lo que transmite es la Sinfonía nº 4 de David Maslanka. La interpretamos en mayo del 2016 en el Auditorio de Zaragoza, con Jordi Francés, y luego también a la batuta de nuestro actual director Juanjo Fernández en el Certamen Regional de Bandas de Mota del Cuervo, donde obtuvimos el Primer Premio.
¿Cómo ves el futuro de la banda?
Pienso que los proyectos musicales que tenga la banda a corto y a largo plazo, motivan mucho y hacen crecer a la banda, y en especial a la gente joven. Estos son al fin y al cabo el futuro, pero siempre fijándose y tomando como modelo a los más veteranos que son los que han mantenido la banda durante todos estos años. Es necesario encontrar un equilibrio entre jóvenes y veteranos, junto con proyectos ambiciosos y motivantes, para que la Banda siga creciendo. De eso una parte muy importante se encarga la junta directiva que trabaja mucho y es necesario valorárselo y, el resto de músicos, tenemos que intentar estar y colaborar en todo lo que podamos.
25 años se dicen pronto, pero haciendo balance solo me vienen a la mente momentos y experiencias buenos, tanto a nivel profesional como personal. Así que ¡vamos a por otros 25, por lo menos!
José Ángel
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