Hoy vamos a hablar de un escrito que José González Lara hizo a nuestra banda en el año 1993 con motivo de las fiestas en honor a Santa Cecilia.
Muchos de nuestros lectores más jóvenes, no conocerán quien fue José González Lara. Él fue un gran poeta que también fue alcalde, de aquel que supo cantar las excelencias de Campo de Criptana y de La Mancha como pocos. Él es el ejemplo del tesón necesario para hacer que un sueño, lejano en el tiempo, irreal, casi etéreo, el del Campo de Criptana quijotesco, se hiciera realidad. Sin José González Lara, Criptana no sería lo que ha sido durante muchos años, símbolo, emblema universal, porque sólo alguien como él pudo reunir en una sola visión el pasado cervantino de Criptana y su futuro quijotesco. Pero sobre todo, González Lara tenía algo excepcional: su extraordinaria cultura y conocimiento de la experiencia y de la realidad humanas. Conoció bien a las gentes de La Mancha, y escribió sobre ellas y sobre su vida.
El escrito es muy extenso, por ello lo dividiremos en dos partes. Les dejamos con la primera parte del escrito:
"Se cumplen ya cien años y pico (no se cuantos) del nacimiento de la Filarmónica "Beethoven" de Campo de Criptana. Cien años y pico es mucha historia musical escrita; cien años y pico, es mucha música instrumentada y cantada; cien años y pico, no caben en un pentagrama gigante con notas de dolor y de pasión y en el que quedan las alegrías para un juego de blanca, fusas y corcheas que levantan los ánimos a un pueblo blanco, encopetado a veces de arte y predestinación, y otras, labriego y humilde, agachado, como para besar la tierra que pisas, con una reverencia ritual y solemne. Algún arcipreste, que tiraba más a obispo, decía "ese fino cumplimiento es cosa del alma". Y tenía razón, porque en ello iba un doblez de inspiración cada vez que un criptano tomaba en serio su apellido y su comportamiento humano. Precisamente por eso, la "Banda" cumplirá dentro de poco sus ciento y pico años de existencia con la gloria de ser una institución carismática, que ha dejado buen fermento en la comunidad criptana. Cien años y pico no es una eternidad, pero sí es, un número alto de noches al sereno, frente a las estrellas, en un patio sin techo con olor a jazmín y albahaca, y más noches, reunidos a lo bravo de ceremonias para unas nupcias en noviembre. Para los creadores e intérpretes de la música cualquier lugar era bueno, bastaba que las paredes fueran blancas para colgar los títulos y las penitencias.
A los ensayos de la "Banda", las gentes del pueblo los llamaban "serenata" y los "ilustraos", Concierto; al salón de ensayos, se le llamaba pomposamente "academia", a los instrumentistas de pelo cano "músicos", a los aprendices "educandos" y al director de la cosa "maestro". Unos cuantos, no muchos, eramos asiduos a oír la "serenata" de los ensayos; D. Paco, con su chaqueta de pana lisa, color miel, que más parecía hacendado que poeta rural o congregante de alguna hermandad de caballistas; Bernardo, que gerenciaba los pleitos el señorito Irisarry en su negocio de seguros agrarios; Pedro, el enjalbegador de blancos, que para cada casa tenía su tono como contraseña de su religiosidad, a más creencias, más pureza en la cal, y a menos, más sombras bajo los tejados; Matías el herrero, en cuya fragua se entonaba la "Marcha Real" con el martillo sobre el yunque y el fuelle de a pie, que avivaba el carbón del hornillo como signo de alabanza y algún que otro labriego despistado que antes de irse a dormir con la parienta, se asomaba al ensayo, atraído por la trompetería de alguna marcha semanasantera y le servía de justificación para no salir al campo el martes, por aquello de la superstición, "... mañana no me pongas ato, María, que no saldré a la viña, porque estoy cansado y he soñado que puedo poner en solfa mi reuma..."
Pero cien años y pico de vida de la "Banda" son muchos años de historia paralela al pueblo. Al menos, tres generaciones se han sucedido como si tal cosa; en este tiempo, ha habido muchas promesas y muchos llantos: amores frustrados, olvidos necesarios, amaneces nazarenos y crepúsculos dorados. Y después, nuevos soles han nacido para una eternidad deseada."