martes, 3 de junio de 2014

Entrevista - Miguel Romea Chicote

Esta semana os dejamos con la entrevista a Miguel Romea del pasado mes de Noviembre de 2013 con motivo del Concierto de Santa Cecilia. La entrevista se realizó para la revista Fonda Dolores ( http://fondadolores.com/index.asp?iden=20&id=930 ), os dejamos con las preguntas y respuestas de la primera parte de dicha entrevista:

¿Cuánto tiempo llevas en esta banda?

Llevo más de 10 años. En el 2004 llegué y este año celebro mi 10º concierto de Santa Cecilia.

¿Qué impresiones recuerdas de tu primer año de dirección de la Filarmónica en el concierto de Santa Cecilia?

En mi primer concierto como director notaba ya que la banda era una auténtica joya. Por esto supe que tenía una gran responsabilidad, y la sigo teniendo. Tratar de dar una orientación a este grupo, darle un camino, una manera de trabajar, una personalidad aprovechando toda su tradición y su bagaje no es nada sencillo.

Así que aprovechando esa inercia que llevaba la Filarmónica tuve claro qué camino debía seguir la banda y así lo traté de hacer desde el principio.


(fotografía: Sara Bravo. Fonda Dolores)

¿Cuál crees que es tu influencia en la Filarmónica? ¿Qué toque le das?

Yo creo que la influencia de los directores se mide en dos aspectos. Por un lado, el musical. Y por otro, el humano. El musical estaba claro, una banda con un potencial descomunal, quizás de fuera de Valencia, de las más potentes de España. Pero este potencial había que convertirlo en algo real y había que construir una sonoridad que tuviera personalidad propia y que representara como es la manera de ser castellano-manchega y de entender la música. Esto había que trabajarlo de forma correcta para no perder lo esencial de la filarmónica.

Por el otro lado, lo humano. Lo que yo he intentado siempre es que todas las chicas y chicos de la banda tengan la misma importancia desde el punto de vista humano. Es evidente que hay algunos con mayor nivel técnico o incluso que son profesionales de la música y quienes son aficionados que vienen al ensayo cuando terminan sus trabajos. Por ello, desde este punto de vista, siempre he querido tener las opiniones de todos y que en cada ensayo hubiera algo para todos.
Al final, de los directores no queda nada (ríe). Es la personalidad de la música en Criptana la que queda.

¿Qué cosas encuentra un director ante una agrupación fundada en 1850?

Uno nota que hay muchas cosas arraigadas en la manera de funcionar. Hay un repertorio que se conoce con total naturalidad y que es curioso que los nuevos integrantes, como si de un inconsciente colectivo se tratara, lo asumen de una manera sorprendente. Esto es lo que hace que permanezcan cosas. A  veces me pregunto si es posible que vaya en el ADN de los músicos (ríe).

¿Qué es de lo que más orgulloso estás de esta Filarmónica?

De todos los músicos que han pasado. Me emociono recordando ensayos. Sé que a lo largo de este tiempo, la biografía de la banda está escalonada por puntos importantes, llamativos, mediáticos incluso. Para mí esto queda en un segundo plano, son una consecuencia lógica de lo que tenemos ensayo tras ensayo. Creo que somos la banda que mejor ensaya del mundo, sin duda, aunque pueda parecer pretencioso. He conocido muchas. Lo que tenemos aquí es una joya y un amor por la música que es dificilísimo encontrar en otra banda con otros integrantes.

¿Crees que este amor por la música de los miembros de la banda se crea aquí mismo o crees que la facilita la idiosincrasia de Campo de Criptana?

No, yo creo que es esta banda la que lo crea. Evidentemente que Campo de Criptana es un pueblo que tiene una personalidad muy especial, relacionada íntimamente con lo cultural y que es un oasis en cuanto al volumen y calidad de las propuestas culturales que se ofrencen en Castilla-La Mancha. Esto es incuestionable.

Pero sí que es cierto que la Filarmónica Beethoven crea una manera de comportarse, de afrontar la música. Esta naturalidad y amor por la música se nota en cada ensayo, no es hablar por hablar, es la realidad porque se nota el gusto por querer hacer las cosas bien que tienen los músicos.